El algodón de pantano, Eriophorum angustifolium, es un junco. En verano, sus flores copetudas indican la presencia de turba. Bajo ella, la superficie del pantano es a menudo una alfombra húmeda y esponjosa de musgo Sphagnum de color rojo rubí y verde brillante.
El musgo Sphagnum es el “constructor de pantanos” y es clave en las turberas escocesas. Desempeña un papel similar al de las palmeras Mauritia que aparecen en los pantanos peruanos, aportando a menudo la mayor parte de la materia orgánica que forma la turba. El Sphagnum no tiene raíces, pero las células de sus hojas pueden retener más del 20% de su peso en seco en agua. Esto lo ha hecho útil históricamente para curar heridas y hoy en día como ingrediente del compost para jardines.
La muestra de turba que aparece a la izquierda se tomó de los 30 cm de profundidad en una de las pocas turberas altas del este de Escocia, Portmoak Moss. Debajo de la capa que representa una mezcla de musgo y arbustos en la parte superior de la muestra se encuentran los restos de plantas que crecieron en este lugar durante los últimos 300 años, y están dominados por el musgo Sphagnum.
Al igual que las muestras de turba de Perú, el polen y las señales químicas conservadas en la turba se analizarán en el laboratorio para comprender cómo ha cambiado la turbera a lo largo del tiempo y así servir de base para las actividades de conservación que se lleven a cabo hoy en día en Escocia.
Como muchas turberas escocesas, Portmoak Moss fue drenada y plantada en el pasado para obtener madera, pero actualmente está siendo restaurada. Se han eliminado los árboles y se han bloqueado los canales de drenaje en un esfuerzo por devolver a la turbera un estado más húmedo y natural.
Las turberas fueron consideradas en su día “tierras baldías” y drenadas para hacerlas más aptas para el pastoreo, la plantación de árboles maderables o la extracción de la propia turba. La turba se ha utilizado durante mucho tiempo como combustible doméstico (especialmente donde hay pocos árboles), como medio de cultivo para las plantas y en la producción del whisky escocés. Estas actividades han hecho que el carbono almacenado en la turba se libere a la atmósfera, donde contribuye al calentamiento global. Ahora que entendemos mejor las consecuencias de dañar estos frágiles ecosistemas, muchas turberas de toda Escocia se están gestionando para conservar y restaurar sus peculiares hábitats y evitar un mayor cambio climático. Si desea saber más sobre estas actividades, visite IUCN Peatland programme projects map.